lunes, 16 de diciembre de 2013

Atraciones de cumpas





 
 
 
 Aguas Termales



La historia del moro por que es famoso cumpas

EL MORO DE CUMPAS
Por Juan Pedro Hoyos Nájera “Siempre hemos sabido sobre el corrido de El Moro de Cumpas, de tan famosa carrera por allá en 1957 (apenas tenía un año).
  Pero sepamos un poco del caballo que le ganó en aquella ocasión, El Zaino de Agua Prieta. Gocen de esta corta historia y posteriormente escuchen y lean el corrido. ¡¡¡y Arriba Cumpaaaas!!!  J.P.H.N.”El caballo que le ganara al “Moro” de Cumpas el 17 de marzo de 1957, “El Zaino” de Agua Prieta gozó de fama internacional después de haberse compuesto uno de los corridos más populares de México, “El Moro de Cumpas”.
 Don Raúl Díaz, quien trabajó como administrador del “Copacabana”, cantina que fue propiedad de Rafael Romero -el también dueño del zaino-, dijo que el día de la carrera estaba llena la ciudad y que llegaron más de 2 mil personas a presenciar la corrida de los caballos. La carrera se pactó para las cuatro de la tarde del domingo 17 de marzo de 1957, y fue Héctor ‘El Negro’ Bonillas quien firmó el contrato en representación de don Rafael Romero, mientras Pedro Cruz por el lado de Don Pedro Frisby.Como dice el corrido, “llegó gente de donde quiera”, de Cumpas vinieron a apostarle a su caballo, así como de otras poblaciones de los alrededores.
Ese día fue la locura, desde muy temprano, las apuestas favorecían al Moro, era un caballo muy bonito y de fina estampa, decían que era mucho caballo para el “Relámpago”, recordó Díaz.El ex-administrador del Copacabana manifestó que Romero, no acostumbraba a apostar, según Díaz su mayor apuesta era su caballo, de quien se sentía orgulloso y disfrutaba viéndolo correr y a pesar de los rumores de que perdería siempre confió en su animal.Alrededor de las tres de la tarde del día de la carrera sacaron a pasear a los caballos, los rumores de que el Zaino perdería aumentaban. L
os nervios atacaron a “Frank y Jesús Valenzuela, taparon 15 mil pesos por el zaino de Romero”, ambos eran organizadores de carreras de caballos de Agua Prieta en esa época. Llegó la hora de la verdad, los nervios se veían en la cara de todos.“Las apuestas pasaron los cien mil pesos”, como dice Leonardo Yánez “El Nano” compositor del corrido, “hasta los trabajadores de la Copacabana nos juntamos y le apostamos 2 mil pesos, al zaino”, comentó sonriendo.La carrera se realizó en la Calle Cuatro, de la Avenida 16 a la 20, dijo.
“A las 4 p.m. se dio el Santiago -la orden de salida- y “El Moro salió adelante con la intención de ganar”, los ánimos se empezaron a caldear, las porras se escuchaban para El Moro, pero a media carrera, El Relámpago sacó la casta y dejó a su contrincante atrás llegando primero a la meta.“Hubo llanto de dolor, por parte de los perdedores que lo habían apostado todo al caballo de los cumpenses”, señaló el ex-administrador.
Después de la inolvidable carrera en el Copacabana todo era una locura y no nada más ahí, sino en toda la ciudad.De inmediato se organizó un desfile por las principales calles, encabezado por el Relámpago y su dueño, para después volver al lugar de partida, la Copacabana donde tuvo lugar un gran baile que se prolongó hasta las primeras horas del día siguiente.Recuerda don Raúl Díaz de 79 años que en esa fiesta sólo se hablaba de la carrera y cómo en toda competencia, no faltaron los inconformes.
Se decía que El Moro de Cumpas era un caballo de 300 varas mientras que el Relámpago de 400, explicó. Sin descendencia El Relámpago era un caballo ‘capón’ por lo que no dejó descendencia, aclaró quien fuera el hombre de confianza y también compadre de Rafael Romero. Díaz aseguró que al caballo le tomó un gran aprecio, era noble y además muy querido no sólo por su dueño, sino por todos los que trabajaban en el lugar.
Dijo que el animal, era manso y cuando Romero lo llevaba a la barra de la cantina, comía de la mano de cualquier trabajador zanahorias y cubitos de azúcar.René Rafael Romero, hijo del ya desaparecido don Rafael Romero, recuerda haber visto la carrera desde arriba de un árbol, en ese tiempo tenía ocho años, pero al igual que todos sentía emociones encontradas a la hora de la carrera.
“Me acuerdo que cuando arrancaron los caballos le gritaban al Moro; después cambiaron a zaino, mis oídos retumbaban, es lo único que recuerdo de ese día porque era tan chico que no me permitían la entrada al Copacabana. Me sentí feliz cuando el caballo de mi padre ganó la carrera”, manifestó.Antes de comprar al zaino, el caballo ya conocía a Don Rafael porque lo montaba con regularidad ya que su propietario anterior Pablo Aguirre, se lo prestaba, explicó. Cuando Aguirre falleció, don Rafael Romero le compró el caballo a su viuda porque ella no podría cuidarlo de la manera que lo hacía su esposo.
Según Romero hijo, el “Chupaleta” -como se llamaba antes el caballo- era del Estado de California, y lo llevaron a Agua Prieta, pero se dice en Agua Prieta que los Aguirre lo compraron en las caballerizas de Tucsón.Aunque Rafael Romero no se dedicó a la cría de caballos, sólo tuvo tres, uno para entrenar al Relámpago y el otro para montarlo él mismo, recordó su hijo.
El zaino murió de cáncer en la vejiga, el 9 de abril de 1975 y aunque Romero hizo hasta lo imposible por salvarlo, tuvieron que dormirlo porque la enfermedad estaba muy avanzada, comentó su hijo mayor.
 Don Rafael Romero, rescató la cabeza del zaino y la mandó disecar para mantener viva su memoria. Romero hijo, recuerda lo orgulloso que su padre estaba de ese caballo, al grado de que cuando ya era anciano y conocía a cualquier persona, le preguntaba si sabía del corrido de El Moro de Cumpas y de inmediato les hacía saber que él era Rafael Romero, el dueño del zaino de Agua Prieta.“Ese caballo fue muy importante para mi padre y su muerte fue motivo de gran tristeza para él, porque disfrutaba de sus triunfos. Era más que un simple animal para él”, recordó.
El Relámpago vivió alrededor de 26 años y casi 20 al lado de su amo Rafael Romero.Romero falleció en 1992 y desde entonces su hijo conserva la cabeza del zaino y la guarda como un tesoro en memoria de las satisfacciones que le dio a su padre. “Ahora, que mi padre ya no está y que escucho el corrido de “El Moro de Cumpas” me emociono, pienso sobre todo en mi padre, porque sé lo que el Relámpago significó para él”, dijo. El caballo marcó de sobremanera la historia popular no sólo de Agua Prieta, sino también de México, dijo.Para escuchar el corrido, puede dar click al siguiente vínculo: 

“EL MORO DE CUMPAS”
Compositor: Leonardo Yánez
El diecisiete de marzo,
a la ciudad de Agua Prieta
vino gente de dondequiera;
vinieron a las carreras
de Relámpago y El Moro,
dos caballos de primera.
El Moro de Pedro Frisby
era del pueblo de Cumpas,
muy bonito y muy ligero.
El Relámpago era un zaino;
era caballo de estima
de su amo, Rafael Romero.
Cuando paseaban al Moro,
se miraba tan bonito
que empezaron a apostar.
Toda la gente decía
que aquel caballo venía
especialmente a ganar.
Cheques, billetes, y pesos
le sobraron al de Cumpas
el domingo en la mañana.
Por la tarde, las apuestas
pasaron de cien mil pesos
en esa Copacabana.
Frank y Jesús Valenzuela
cazaron quince mil pesos
con el zaino de Romero.
Decía el Puyo Morales,
“Se me hace que con El Moro
nos ganan todo el dinero.”
Andaba Trini Ramírez
también Chendo Valenzuela
paseando ya los caballos:
dos corredores de faja,
dos buscadores de triunfo,
los dos eran buenos gallos.
Por fin dieron el Santiago,
y El Moro salió adelante
con la intención de ganar.
Ramírez le tupe al zaino
y arriba de medio taste
dejaba El Moro pa’ atrás.
Leonardo Yáñez, “El Nano,”
compositor del corrido,
a todos pide disculpa.
Aquí se acabaron dudas
ganó el zaino de Agua Prieta,
y perdió El Moro de Cumpas

Las Comisarias

Cumpas cuenta con 9 comisarias y algunas de ellas son :

Jecori




Teonadepa
 
 
Los Hoyos


Ojo de agua


  • La colonia
  • El valle
  • Km 5
  • Col Álvaro Obregón
  • Bella Esperanza

Historia de Cumpas

El territorio que hoy ocupa el municipio estuvo habitado por la tribu indígena Opatas Teguimes.
 
En 1634 la zona fue visitada por el padre Tomás Basilio, y en 1643, el misionero jesuita Egidio Monteffio fundó la población con el nombre de nuestra señora de la Asunción de Cumpas.
 
Después de la independencia estuvo a cargo de un juez de paz y la segunda mitad del siglo obtuvo la categoría de municipio adscrito al distrito de Moctezuma. Su territorio fue mermado en octubre de 1912, en que se estableció a sus expensas el municipio de Nacozari de García; en su demarcación se encuentran las ruinas del Antiguo Real de San Juan Bautista de Sonora.
 
El acontecimiento de mayor importancia en la historia de Cumpas apareció en 1933, cuando se elevó a la categoría de Villa.